jueves, 24 de noviembre de 2011

ALG

Ganas de reir hasta llorar. Ganas de salir a correr. Ganas de ir de fiesta. Ganas de comerte el mundo y no dejar nada a los demás. Ganas de beberme hasta las copas de los árboles. Ganas de ser feliz. Ganas de andar sin rumbo. Ganas de pasar una tarde viendo películas de risa con tu mejor amigo. Ganas de abrazar a tu madre sin motivo. Ganas de ir de tiendas. Ganas de navidad. Ganas de reencuentro. Pero, de lo que tengo más ganas, es de tí.

martes, 15 de noviembre de 2011

Esto es lo que queda.

Supongo que siempre sera así. Por mucho que te duela, aprieta los dientes y sonríe, es lo mejor que puedes hacer.

Está bastante claro, ¿no?

No te necesito.

Cuando eres pequeño, solo necesitas a tus padres y a un par de amigos para ser feliz. Conforme vas creciendo vas viendo que la vida no es solo eso.
En la vida tienes que luchar por lo que quieres, tienes que ganarte a tus amigos, a tus padres, a tu libertad. Poco a poco encuentras la felicidad en distintas cosas; en la nota en un examen, en un cigarro acompañado de un café, en una fiesta, en una tarde de lluvia con tu mejor amiga...
Pero ¿te necesité alguna vez a ti? Vaya pregunta, nunca te he necesitado para ser feliz, no me has dado nada, solo un par de besos estúpidos. Yo puedo ser feliz sin eso. Nunca te he necesitado, por mucho que haya llorado por ti, aun así, seguía sonriendo, mis amigos me hacían reír, como siempre hacen. Nunca me ha faltado un motivo por el que sonreír. No te necesité cuando me reía sin parar en aquella playa con mi hermana, ni aquella noche de fiesta, ni siquiera en mis peores momentos cuando me urgía un abrazo que siempre tenía quien me lo daba. Siempre he conseguido mis objetivos yo sola, con mi optimismo ignato y mi autosuficiencia, sin tu ayuda, sin tu apoyo, sin tus besos estúpidos.
Entonces, ¿por qué iba a necesitarte ahora?